jueves, 18 de noviembre de 2010

Aliento en la nuca

Cuando iba al colegio, tenía una profesora que siempre decía que los hombres eran como una cómoda con varios cajoncillos, y si revolvías uno, no pasaba nada, todo seguía en orden. Pero las mujeres tenemos un único cajón, y si revuelves algo, todo se desordena, se hace el caos.

El caos se hizo la semana pasada, cuando se me hizo saber que había llegado una multa de exceso de velocidad de mi coche de la vuelta ciclista. Multa que tengo que pagar yo. Y ahora lo veo todo negro. Sobretodo una cosa: mi casa.




Y por una sencilla razón. Está llena de mierda.

Cuando vine a vivir con Guybrush, no había pensado nunca en cómo era vivir con un hombre, mano a mano, face to face. ¿Una especie de matrimonio sin sexo que hace las coladas juntos? ¿Que se dividen las tareas del hogar? ¿El limpiará mientras yo voy a buscar a los niños al colegio (veáse cualquier menester) y viceversa? No. O por lo menos con él no.
La convivencia es fácil con el. Yo soy muchísimo más nazi, y siento que últimamente le toco mucho las pelotas con todo. Es un buen chico, y como le tengo cariño, porque trata de cuidarme, intentaré ser objetiva, crítica conmigo misma y dar una de cal y otra de arena. Veámos.

La gente que me conoce, sabe que yo no soy el colmo del orden, pero la distribución de esta casa enana, hace que los dos estemos siempre en el salón. Explico.



Como se puede apreciar claramente en la planta de la casa, la cocina está abierta al salón, que a su vez está compartimentado por una estantería creando 2 ambientes: lo que viene siendo el salón y la zona en la que tenemos las mesas para currar. Hablando en plata, que las zonas comunes están todas comunicadas, coño.



Así que mi lucha diaria es que la cocina y el salón-estudio esté lo más ordenado posible.

Problema 1. La belleza del vacío.


Para el que no quiera nada, como dice mi hermana Paula.

Problema 2. Welcome to the juuuuuuuuuuungle

Guybrush tiene un grupo de música heavy, tocate los huevos mariloli, y hace nada arregló su guitarra, y se compró un amplificador que por lo visto rompe la barrera del sonido. Normalmente ensaya en un local con su grupo, pero como un niño con zapatos nuevos, le gusta usar en casa sus juguetes nuevos. Y bueno, es algo a negociar, ya que no disponemos del espacio suficiente para tener un sitio en el que su música no llegue a mis oídos... Pero también entiendo que es su casa, y que el tiene que poder hacer lo que le plazca. Pero entendedme, no es jazz. Es heavy metal.



Problema 3. El arte del voyeurismo

Un espacio tan pequeño tampoco proporciona gran intimidad. Y mi habitación es minúscula. Digamos que en vez de suelo, tiene colchón, porque lo único que cabe es la cama. Literal.


De modo, que cuando he tenido visitas masculinas, he tirado de salón. Pero Guybrush no tiene sentido de la intimidad, así que cuando alguien viene a comer, o a ver una película, o bueno, a lo que surja, se impone un menage à trois (inocente siempre por su parte, porque realmente no se da cuenta) del que no sé muy bien cómo salir.



Y yo digo: ¿Tengo que poner un calcetín en la puerta? Lo siento, no me he dado cuenta.

Un sendero de calcetines.

Problema 4. Noches de entrega vs Punteos maquineros

Como todos la mayoría de los estudiantes de arquitectura, cuando tengo que entregar algún trabajo me suelo quedar toda la noche en vela currando, a base de café y cigarros. A las 8 de la mañana, cuando ya ha salido el sol, pero nosotros seguimos hablando de ayer como si continuase siendo hoy,  tenemos los nervios de punta, y la efectividad y precisión si que se han ido a acostar.
Pues resulta que tenía que entregar un desplegable, en el que tenía que recortar con un finísimo bisturí el borde de unos matorrales. Fue el día que Guybrush trajo por primera vez su guitarra nueva. Y no, no podía probarla en su cuarto. Total, que si ya me temblaban las manos por sí solas, las notas que se filtraron a través de la puta estantería me acribillaron el espinazo.



Con esto, una se plantea si no puedo encontrar compañeros de piso con los que la cosa vaya como la seda. Por eso cuando la gente me dice, "¿y por qué no te mudas?", es porque pienso que con la suerte que he tenido puede que me alquile una habitación a Mercedes Milá o algún miembro de la secta de Charles Manson. Y pienso, que bueno, a lo mejor soy yo la que tiene el problema, como el que conduce en dirección prohibida y piensa con son todos los demás los que van al revés.
Y bueno, repito, que Guybrush tiene cosas buenas, así que veamos dónde nos lleva este aliento en la nuca, o hasta dónde podemos aguantarnos en este sucio matrimonio de conveniencia.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Sigo

No he abandonado. Sólo que a veces me estanco, me seco, me distraigo y me entra miedo. Pero en menos de una semana me comprometo a volver.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Acero pa los barcos

A la semana del repentino despido de Montezorra, encontré por fin trabajo de lo mío, paradojas del destino, en un estudio que hace casas para ricos. El sueldo, una puta mierda, pero conseguí que me dejaran trabajar solo media jornada, y así poder buscar algo por las tardes. Bendito restaurante Olsen, y bendito Lalo (mi jefe) que a pesar de mis absurdas excusas cuando no quería ir a trabajar, me seguía manteniendo el curro.




El trabajo en el estudio me encantaba. Gente joven, estudio de renombre y un montón de marujeos sobre famosos y sus casas. Pero entonces llegó él.



El torrijo era un becario que venía de Navarra para trabajar en el estudio (enchufe de por medio) en verano con una sucia estrategia: TRABAJABA JORNADA COMPLETA Y NO COBRABA NI UN DURO.

Un día el Torrijo y yo tuvimos que ir a medir la casa de una famosa presentadora de televisión. Al llegar al salón, había un cuadro enorme:


Sí señor: la presentadora se había inmortalizado con cola de sirena y rodeada de pecelcillos.
Conversación entre el Torrijo y yo:

Yo-  tutututu, mira ese cuadro.
Torrijo- ¿Cuál?
Y- El Picasso, no te jode. Ese
T- Ah, ¿qué le pasa?
Y- ¡¿Qué pasa, que tienes uno igual en tu casa?!
T- No. Esta gente es así.

Y acto seguido sigue midiendo.

Duré 2 semanas. Lo justo para que se dieran cuenta de que no les salía rentable tener una becaria cobrando a media jornada si podían explotar 10 horas al Torrijo sin pagar un duro. Y me echaron.

A la semana, una vez más, conseguí trabajo en Miss Sixty, esa tienda de ropa en la que hay que hacer un curso de faquir antes de embutirse en uno de sus vaqueros. El uniforme.


Un mes he estado en Miss Sixty. No es que no estuviera a gusto, pero era mi primer trabajo a comisión, y a mi me soltaron con aquellas mihuras de la venta, y mi sueldo se veía seriamente perjudicado.
Así que después de llevar todo el verano muerta del asco y del calor en Madrid, viendo de dónde podía sacar más dinero, me cae un regalo del cielo: Un trabajo como conductora en la vuelta ciclista. Esto venía a ser como unas vacaciones pagadas durante 25 días viajando por la península. Y dejé la tienda.

Ya llevo 18 días de vuelta, pensando en qué voy a hacer cuando vuelva a Madrid. Deseando que mi casa esté recogida cuando llegue, que me espere un trabajo que me guste y que me siga durando el dinero...

miércoles, 18 de agosto de 2010

Sayonara Montezorra

Cuando Guille vaticinó que el cambio de casa no sólo sería un cambio de ubicación, no sabía cuánto razón llevaba el muy canalla en aquel momento.

Por no aburrir con un post eterno contando todo lo que ha pasado en estos 2 meses que no he escrito, he hecho una clasificación en 4 apartados, que podemos observar en la siguiente gráfica:



Hoy voy a hablar del trabajo, esa línea roja comparable al 7 picos, que supone la mayoría de vaivenes de mi vida, y que parece que nunca va a adquirir la posición horizontal.

No sé si os acordareís del Club Montezorra. Yo trabajaba en Montezorra como recepcionista, ya llevaba tiempo, desde octubre, y empezaba a estar cansada de aquel trabajo. Bueno, siendo sinceros, desde lo de la barrera-cazadora de pijos yo no había levantado cabeza en el curro. Era muy obvio que mis jefes no estaban muy contentos conmigo, y yo por aquel entonces tenía ya la actitud del que va a trabajar sabiendo que se la suda su trabajo y se permite ciertos lujos, que no son otra cosa que invitaciones subliminales al despido. Y estaba claro: ellos me ponían toda clase de obstáculos para que yo dimitera, y yo aguantaba, con los pies subidos a la recepción, provocando y aguardando impaciente el despido. Se convirtió en un tiraiafloja, en un jenga en el que cada vez quedaban menos piezas en la base y cada día de trabajo era una oscilación que rozaba los 30 grados, con un final previsible.





Fue así: Un domingo, esperaron a que terminase la jornada laboral, y mi jefe y el dueño del club me dijeron que querían hablar conmigo. Me metieron en un despacho. Habló mi jefe.



Era una hoja en la que explicaban que yo no hacía bien mi trabajo, que no estaban contentos y que estaba despedida. Que era un despido más que justificado pero que como no tenían manera de probarlo, que me indemnizaban, y me pusieron un cheque encima de la mesa. El cheque que yo llevaba trabajandome meses. Firmé, y cuando aún ni había separado el boli del papel...




Bueno que mi primera sensación podría haber sido "joder, que bien, me leen". Pero sólo se me encendieron las mejillas, y el efecto sorpresa me paralizó mientras el jefe comenzó su speech.



"Pues mira, tienes toda la razón". Así que cuando ya me estaba levantando para irme, el luceras del dueño quiso hacer su estelar intervención.



No doy vuestros nombres, ni el del club, ni siquiera digo dónde está situado. No tenéis por dónde cogerme.

Y así fue cómo terminé en Montezorra. Y claro, pensé que si me cambiaba a una casa mejor, después de 9 meses con aquel curro, tenía sentido que cambiara también a un trabajo mejor. Y que había sido un gran final para el primer trabajo que me había tenido como emanflipada.

sábado, 19 de junio de 2010

Una proposición indecente

El día de mi 25 cumpleaños tuve una proposición inesperada. Me había pasado el día en un avión para poder celebrarlo con mi hermana Ana, y nada más aterrizar ella me dijo "me ha escrito por facebook un amigo tuyo. Decía que te había escrito un mail urgente y que lo tienes que leer en cuanto llegues".

El supuesto amigo al que se refería era aquel chico que me había salvado del maloliente tatuaje que se podría haber terciado aquella noche de bares con mi amiga Marta hacía mes y medio.  Después de aquella noche el había intentado quedar conmigo, pero era una época complicada, yo no tenía ninguna intención de empezar ningún tipo de relación con el, y me ayudaba de excusas para dejarlo pasar, hasta que un día me mando un mail: 

Bien, dado que esta semana voy a estar más solo que la una en casa y
voy a tener tiempo de sobra para mirar las paredes entre menester y
tarea, sé que me voy a sentir tentado a insistir en quedar con usted
en repetidas ocasiones... peeeeero, visto que nuestros hábitos
comunicativos no hacen ademán de progresar como hubiera yo esperado,
he llegado a la conclusión de que mis ganas de conocerte mejor no
tienen mucho objeto si considero las posibilidades de ajuste a la
realidad que mi aprendiz imaginación es capaz de otorgarme... (cojo
aire) Y creo que eres fantásica, pero no lo he comprobado.

Con todo y por la presente, declaro mi intención de no continuar con
eso de estarle a usted encima con eventuales mensajes de "¿Quedamos?"
como si de quinceañera gilipollas se tratase, todo con el objeto, no
de dejar de quedar con usted, no me entienda mal, sino para dedicarle
un refrán bíblico que reza:

"Si la montaña no va a Mahoma... emmm... llámame tú, corazón"


Para despedirme, he elaborado un pequeño obsequio que seguro que por
lo menos te hará reírte (de mí), titulado, "ECO-LOGÍA DE LA RELACIÓN 
HOMBRE-NATURALEZA"





Lo primero que pensé es que se trataba de un acosador.

Pero luego pensé que si alguien se había tomado tantas molestias en escribir todas esas frases elaboradas y hacer un dibujo currado en Photoshop para reírse de él mismo, lo menos que podía hacer era dar la cara y contarle la verdad. Así que quedé con el para tomarme un café. 
Y a partir de ahí todo fue una cadena de casualidades del destino que nos llevan al mail de mi cumpleaños: En el me explicaba que de un día para otro su compañero de piso se había marchado y que se quedaba colgadísimo con el piso, que tendría que cambiar, pero que le gustaba mucho vivir ahí, ya estaba hecho a la zona... Así que había pensado en mí. Vamos, que si me quería ir a vivir con él. Se llama David. Yo le llamo Guybrush Threepwood.




Obviamente, volví a pensar que estaba loco. Pero luego pensé que bueno, que en realidad ya nos conocíamos aunque fuera solo un mes, y que yo vivo con completos desconocidos. También pensé que sería agradable llegar a casa y que alguien me hablase. O poder comer con alguien sin tener que encerrarme en mi minúscula habitación. También pensé que me encantaba su casa, yo ya había estado allí un par de veces, en pleno centro de Chueca, y que vivir con luz natural sería bueno para mi salud. Pensé en todas las casualidades que me habían llevado hasta él. Y por último, pensé que en realidaeeed yo también estaba loca.



Sólo había 2 cosas que me hacían dudar: 1. La tensión sexual y 2. el precio del alquiler.

En cuanto a la primera, fue una conversación bastante fácil, que yo imaginaba bastante más incómoda. Los dos dábamos por supuesto que en cuanto yo pusiera un pie en aquel piso, nada ocurriría entre nosotros, que el tendría sus visitas nocturnas y yo tendría las mías, y que cualquier roce entre nosotros implicaría un marronazo que no nos apetecía lidiar en un futuro. Además, yo pensaba que en el caso de que el aún tuviera alguna idea en la cabeza, sería cuestión de vivir 2 días juntos: un par de eructos y una visita al baño harían el resto.



Y el alquiler era más caro que mi casa actual, pero me parecía que valía la pena vivir en un ambiente hogareño. Además así podía aprovechar para buscar otro trabajo, y dejar los que tengo, que odio. Vamos, empezar realmente desde 0 mis 25 años, nuevo piso, nuevo trabajo y nuevos hábitos. Salir menos y quedarme más en casa.

Así que como dice mi amigo y mentor Guille:



Vamos que nos vamos.  





miércoles, 26 de mayo de 2010

Tu sí que vales

Esto es buenísimo. Por primera vez yo recibo a los emanflipados:
Eva se ha ido del piso con su novio, a vivir a Vallecas, así que eso suponía 2 buenas noticias: 1. yo me cambio de habitación, a una más grande, con más luz y más espacio. Y 2. una nueva persona venía a vivir a casa. Mi último tren para hacer amigos bajo este techo.

Me acordaba del anuncio que me hizo venir aquí, y yo no sabía muy bien cómo vender esto. Qué pongo?

"Amigos, se busca compañero de piso, por favor, alguien normal, para compartir con 2 filósofos y una arquitecta. La habitación es enana, pero coquetuela. La ventana tiene vistas al patio interior, un espectacular muro de hormigón visto con una alegre tubería amarilla como contrapunto. Entre nosotros no hablamos mucho, no ha surgido, y no solemos hacer vida en común. La tele no funciona, el microondas hecha chispas y de vez en cuando alguna llamarada cuando metes un plato dentro. No tenemos calefacción, pero el el calor de subir las escaleras cuando en invierno no funciona el ascensor te mantiene calentito toda la noche. El barrio tiene mogollón de ambiente, los indigentes se agolpan en el portal por las noches, pero no tengais miedo. Un perro custodia nuestro piso, si nota el menor ruido se pone a llorar a grito pelao (especialmente a partir de las 7 de la mañana). Uno de los inquilinos escribe una historia sobre la convivencia en el piso así que es posible que tu vida sea aireada sin previo consentimiento de una manera esperpéntica. Espero que lo lleves con humor si te acabas enterando. Y eso sí, jardines y bares a cascoporro."

Así no.

Esto fue lo que realmente puse:

"buscamos compañer@ de piso,en habitación pequeña pero coqueta. en realidad es mi habitación ahora mismo,llevo viviendo aqui 8 meses, y he sido muy feliz. para mí lo mejor de la habitación es el armario,que yo misma pintaba como metáfora de mi vida, según me iban las cosas, asi que si lo quieres pintar no hay problema. somos 2 chicas y un chico, yo estudio arquitectura y ellos filosofía ,asi que conversación interesante no te va a faltar. y lo mejor del piso es la zona,al lado del templo de debod y de los jardines de sabatini"



Claro, yo llegué a este piso en una situación desesperada: Vivía con la Sra. Exyonqui, de 40 años, en una habitación sin ventana y con las paredes de papel. Y encima el alquiler en este piso es súper barato. Así que había una premisa no escrita que se da por hecho para vivir aquí: O vives en un sitio mucho peor, o no tienes un duro. Me recordaba a un documental que había visto hace poco, American Greyhounds, en el que 2 zagales se recorren  Estados Unidos en la línea de autobuses interestatales, y como allí la gasolina es tan barata solo las clases más bajas utilizan este medio para viajar...



Y efectivamente, vino gente con todo tipo de rarezas y problemas.



Lo peor, es que era mi cuarto, con mis cosas, mis fotos, mi ropa, y el hecho de entrar todos allí, conmigo delante, me hacía sentir en cierta manera desnuda ante ellos.



Y de repente llegaron 2 dioses del amor, o por lo menos eso me pareció después de haber visto pasar a todos los american greyhounds de esta historia (lo digo desde el cariño, pues al final todos tenían una historia que contaban al llegar, y quieras o no, en esos 10 minutos les coges cariño).



A mí me gustaba Nay. Me había ganado nada más entrar, cuando al ver el armario me miró, me cogió del brazo y me dijo: "Me ha encantado lo del armario como metáfora de tu vida"...
Por otra parte, Eric me había ganado con su sensibilidad afrancesada, cuando al ver el armario dijo "Es enorme! La ropa me cabría solo en este espacio, y el resto lo llenaría de recuerdos"


Pero cuando se marchó, a modo de Jekyll y Hyde, le empezaron a dar ramalazos gays, empezó a moverse como... yo qué sé... Boris Izaguirre... Y al cerrar la puerta una sensación de confusión general reinaba en el piso:

Se te ha caído una pluma.

Bueno, y lo mejor de todo, es que Rubén, Ruth y yo estamos pasando un montón de tiempo juntos y nos estamos riéndo un montón. Yo ya no me siento la benjamina del piso, y esa ráfaga de seguridad me está haciendo abrirme ante ellos. Eso es genial. Cualquier día nos vamos a coger flores por el campo los 3 juntos.



Esta tarde fumata blanca, porque tenemos que decidir hoy.


viernes, 21 de mayo de 2010

Santificarás las fiestas

En vista de que me he entretenido mucho este mes, y no había escrito, y me está costando quitarme las telarañas, voy a ir colgando según escribo y dibujo, porque si tengo que esperar a escribir el post entero nos eternizamos. Así voy actualizando de poco en poco, que ando liada estos días (hoy me gradúo) y no tengo mucho tiempo, y así mi hermana me deja de dar el coñazo de a ver cuándo escribo.
Voy a hacerlo como los cortes de publicidad, cuando la frase prometa más, para que no os despisteis.

Un (no sé si calificarlo como ventaja o inconveniente llamémosle ventinconveniente) ventinconveniente de pasar de vivir a las afueras a vivir en el centro es que parece que todos los bares te pillan muy muy muy a mano, y no sé en qué momento salir todos los días de la semana se había convertido en una rutina.


Buscar el bar que cerraba más tarde se convertía en la búsqueda del tesoro, hasta tal punto que las situaciones surrealistas se me iban de las manos.

SITUACIONES REALES DE SEMANA SURREALISTA 

Situación 1. El tatuador de Antón Martín

Domingo, sesión de cine interrumpida de manera inesperada por una llamada de mi amiga Marta, que acababa de ser abandonada por su malvado novio (lo siento darling, tenía que decírlo) y no tenía a dónde ir, ella es de Valencia.
 Marta estaba eufórica, con esos nervios de cuando uno no se cree lo que acaba de hacer, y lo único que desea es beberse el mundo. Y yo que a la llamada, había revendido las entradas de la película que iba a ver, me dejaba llevar por todos los bares que te puedan abastecer un domingo hasta altas horas de la madrugada.

Bar 1, Bar 2, Bar 3, Bar 4, Bar 5.... Bar n (cuando n tiende a infinito)

Así que a la salida del Bar n



Bajábamos ya por Montera, discutiendo cuál era el tatuaje más favorecedor, cuando un ángel, también salido del Bar n, nos rescató utilizando como gancho un after en su casa. Gracias desde aquí de verdad, no quiero ni imaginar qué habría pasado si no llegas a aparecer.




Situación 2. Pérdida de la inocencia y sus correspondientes gafas

pendiente

Situación 3. De cómo me dejé atrapar por una reportera de Caiga quien Caiga

Sí amigos, y lo digo también para que seáis conscientes del riesgo que corréis: Hay una sección en el nuevo CQC llamada Alcoholímetro cultural, en la que una reportera busca gente con unas copillas de más para hacerles preguntas sobre cultura general. Y bueno, para qué contar más.



martes, 13 de abril de 2010

Anécdota cotidiana del quéhacer doméstico

Llevo un par de días encerrada en casa en plan maruja total. Así limpiaba así así.



Así que ayer puse una lavadora, y metí una sábana (bajera? no sé si se llama así) que no cabía en el tendedero de dentro de casa, y la colgué en las cuerdas que dan al patio interior.
Hoy cuando me he despertado estaba lloviendo. Sorprendentemente, lo primero que he pensado ha sido "Ayh, madre, la sábana  bajera!" (dios, me he convertido en una señora?). He salido corriendo de la cama, me he asomado a la ventana y no estaba. Durante los 5 segundos en los que he cruzado el pasillo para ir a mi cuarto me he sentido querida, he pensado "qué detalle! ésta ha sido Ruth, que está en todo, ha visto que llovía y ha tendido la sábana dentro. Pero... Un momento..." Retrocedo, me asomo a la ventana:


Y ahí sigue la sábana bajera, ondeando sobre la tubería. De vez en cuando me asomo para verla.

En fin, ya explicaré un poco mejor por qué, pero parece ser que las cosas empiezan a ir sobre ruedas. Han hecho falta 6 meses, sí, pero por fin estoy contenta, me siento independiente y me gusta mi casa. Ya no tengo miedo y parece ser que todo era mucho más fácil de lo que yo lo hacía.
Debe ser la primavera.

domingo, 21 de marzo de 2010

21 días interruptus

Cuando llevo un tiempo fuera de casa y vuelvo, sólo encuentro 3 cobradores del frac en la puerta de mi habitación. ¿Les estoy costeando los estudios a mis compañeros de piso? ¿Es normal pagar 200 euros de luz al mes? ¿Es posible que una factura de marzo llegue antes de que acabe el mes? ¿Hace falta comprar 8 cables de 10 euros cada uno para poder sintonizar la TDT? ¿No es surrealista recaudar dinero para un altar en el recibidor dedicado a la Ramera de Babilonia?


Por cierto, tenemos un nuevo perro en el piso, Eva se ha comprado uno, un carlino, ese perro vizco, graciosísimo y diminuto.


Ahora que soy más consciente que nunca de que necesito los 2 trabajos, me entra la paranoia de que me van a despedir de los 2. Vale que no soy una experta en conservar trabajos. Vale que mi comportamiento alegre y dicharachero puede molestar en algunas ocasiones... Y vale que a veces la cago hasta cotas insospechadas. Me explico:
El domingo pasado en Montezorra después de una jornada laboral interminable (noches alegres, mañanitas tristes) salgo a las 9 de la noche, corriendo cual alma que lleva el diablo para no perder el autobús que pasa cada hora y me lleva a Moncloa. Llego a las 9.45 a casa, y cuando ya estoy acomodada, me llama mi jefe y me dice que me he dejado la barrera de los coches bajada y por lo tanto, 30 personas han quedado atrapadas dentro del maldito club. Tuvieron que llamar al dueño, que estaba en pijama en su casa, para que acudiera al rescate.



Tras la consabida bronca, me dice que lo hablaremos en la reunión del martes, esas reuniones en las que perdemos toda la tarde para que nos cuente la manera correcta de afilar los lápices para no arañar la mesa cuando escribimos con ellos. Así que el marrón número 2 me viene encima, cuando le digo que no puedo ir, porque tengo entrega de proyectos el jueves y voy mal de tiempo. Oigo cómo le empieza a herbir la sangre, y el pitido que hace el vapor a presión de sus orejas contra el teléfono, y me suelta:


Y en el restaurante, me lo estoy pasando demasiado bien. David y Javi trabajan en la barra en la que yo espero acodada la llegada de la gente. Y yo, que soy dócil y curiosa, me dejo invitar a todos los chupitos de vodka que buenamente me quieran poner (tienen como 100 tipos de vodka exquisitos). Todo empezó divertido, risas y risas, y yo casi acababa señalando las mesas donde los clientes tenían que sentarse porque no podía articular palabra. Me gastaban bromas, me llenaban los vasos de agua con bebidas alcohólicas que yo me acababa bebiendo, y todos nos reíamos. Pero ahora empiezo a sospechar que Lllllllllllllallllllllllllllo (mi jefe) se huele algo y no le hace mucha gracia... Y yo solo pienso que todo es mucho más divertido en el restaurante cuando el calor del vodka arde por mi esófago...



Y por si acaso todo eran paranoias, hago este post que bien merece un despido...

Todo esto para decir que interrumpo los 21 días por fuerzas de causa mayor... Me voy corriendo al aereopuerto para unas merecidas vacaciones con mi hermana pequeña. Vuelvo en una semana.

lunes, 8 de marzo de 2010

21 días


Últimamente encuentro más cosas malas en la emancipación que cosas buenas: Los trabajos, los compañeros de piso (Eva se come mi comida y creo que después la vomita), los gastos, los viajes que no podré hacer por pagar el piso, las clases, la pelusa que aparece todos los días debajo de la cama (creo que tiene patas. La barro, la tiro, y al día siguiente vuelve a aparecer allí).


Últimamente también, creo que mi madre lo está notando y aprovecha para tratarme cada vez mejor.
He pensado, no os miento, en volver a casa. Como en todas las relaciones acabadas, al principio todas las cosas malas te hacen huir de cierta situación. Pero cuando pasa X tiempo, en mi caso 5 meses (5 meses ya!), es inevitable pensar, si no has encontrado nada mejor, que lo que tenías no era tan malo, no te acuerdas muy bien de por qué te fuiste. Y rendirte y caer de nuevo en la comodidad de lo conocido empieza a ser arrebatadoramente tentador. Le pregunté a mi hermana "Si vuelvo a casa, todo volvería a ser como antes de que me hubiera ido, verdad?" Y me dijo "Ni lo dudes".

No puedo volver a mi casa, pero creo que tampoco quiero vivir donde vivo ahora mismo. Dios, no lo quería decir en voz alta.


Así que por no rendirme, y por coger el toro por los cuernos, a partir de hoy empiezan mis 21 días intensivos en casa. 21 días, de ahí el nombre del programa que presenta la pánfila esa, es el número de días que tarda una persona en acostumbrarse a una realidad vivida todos los días. Nada de dormir fuera de casa como he estado haciendo estos meses. 21 días en los que tengo que enfrentarme sola a la verdadera emancipación, sin Chalchi, sin Mario, sin Guille (amigos, entendedme, solo sin comerme vuestra comida y sin ocupad vuestros espacios). Y a ver qué sale de todo esto.

Deseadme suerte.

martes, 2 de marzo de 2010

De la serie Disertaciones

Abro el capítulo de disertaciones para contar poco a poco, sin hilar todo lo que me gustaría contar de golpe ahora mismo, porque si no, no sé ni por donde empezar y me bloqueo. Poco a poco, intentando ser más constante.

Disertación 1: el pluriempleo
Necesitaba más dinero. Era de coña que hubiera llegado tan lejos con el sueldo de Montezorra, había tenido suerte con las suplencias y había currado un montón de horas extras los meses pasados, pero este mes no tenía pinta de que alguien se fuera a coger vacaciones. Así que conseguí otro trabajo, compatible con el otro, y de recepcionista también (aissssssss) en un restaurante fino de Madrid. El trabajo no estaba mal, era ameno, y mis compañeros la mar de majos. Mi jefe, uruguayo y hostelero, tenía algo oscuro. No sé cómo explicarlo...







Y tenemos a mi jefe:

Puede estar 5 segundos seguidos pronunciando la "ele" de una palabra pensando que es el hombre más sexy del mundo. El quiere hacer dinero por encima de todas las cosas, le da igual sentar a 10 personas en una mesa en la que solo caben 4. Me dí cuenta el primer día, cuando nada más acabar de hacer la "prueba" (prueba = primera noche trabajada en el restaurante), y al pedirle yo los cuartos pa´ tabaco, el tío me dice que "no, llllllllllllllllllllas pruebas nunca llllllllllllllas pago, no te lllllllllllllllllo dije en lllllllllllllllllllllllla entrevista?". Hay que tragar mucha mierda para seguir emancipada. Iba a decir que por lo menos este no me trata como si fuera gilipollas, pero el hecho de que yo le haya trabajado gratis una noche... Ais.

El restaurante es nórdico, pero todos los empleados son argentinos. Los cocineros también.


Porque en todos los restaurantes caros piensan que si ponen la salsa por todo el plato y en zigzag no te vas a dar cuenta de que en el centro sólo hay una maldita hoja de lechuga.

Aissss los restaurantes caros. 

sábado, 13 de febrero de 2010

Vivir para contarla

Cierto es que estos 2 últimos meses, por hache o por be, no me he sentido muy emancipada. Cierto es que en estos 2 últimos meses las cosas tampoco me han parecido demasiado graciosas como para poder reírme de ellas aquí. Cierto es que he estado deprimida, angustiada y perdida, y no me apetecía ni dibujar. Pero lo más cierto de todo es que hay una razón principal para dar explicación al silencio al que he sometido a mi historia:


 No es que sean malos. Tampoco son de los que hacen la vida imposible al personal de una manera premeditada. Pero no querían ser mis amigos. Llegaban a casa y se encerraban en sus respectivas habitaciones, no dejándome muchas opciones: Procuraba pasar el menor tiempo posible en casa. Después de las vacaciones de navidad, había vuelto destrozada a casa y lo último que estaba en mi lista de necesidades era sentirme sola. Y en casa lo estaba. A la primera que ví fue a Eva, y verla y echarme a llorar fue todo uno, necesitaba desahogarme con alguien. Eva, escuchó todas las penas que me habían ocurrido y lo único que dijo fue: "Bueno, las crisis son muy ricas".

Los días iban pasando y nada cambiaba, y de repente, ZAS, sale el comentario malvado en este, nuestro blog, que insinúa que no tengo gracia. Tengo que aclarar que, que yo sepa, mis compañeros de piso no saben de la existencia de este blog. Pero cuando vine a ver el piso por segunda vez, les conté que había empezado a escribirlo en papel, y que ya tenía nombre. Lo miraron por encima, les pareció desternillante y nunca más me dijeron nada sobre el tema. Así que no se si lo leen o no (lo leeis? si es así golpead 3 veces la pared). Si Buñuel levantara la cabeza se haría fan de emanflipando.
El caso, es que cuando leí el comentario yo estaba en mi estresante trabajo en Montezorra, así que tenía unas 5 horas para pensar quién había sido. Pero no hicieron falta ni 2 minutos en mi cabeza. Aquél comentario apestaba a filósofo ofendido. Y barajé las distintas opciones, que pena no haber abierto una encuesta aquí mismo:


Me decanté por Eva, y llegué a casa decida a hablar con ella. Tuvimos una charla la mar de dulce en la que le expliqué que me sentía sola en el piso, y a la que llegamos a un acuerdo en el que yo pasaría más tiempo en casa y ellos haría por estrechar lazos. Pero no tuve valor para comentar lo del blog. Lo había descartado.

Pues bien, con esa incertudimbre seguía haciendo vida de casa, sin mucho cambio, la verdad. Así que me empecé a plantear si tenía que vetar ciertas cosas dentro de mi historia, no hablar de ellos, ni de cómo me sentía ante ciertos comportamientos. Y de repente, ZAS OTRA VEZ, cuando pensaba que ya no podía ocurrir nada que llevase al límite mi quebradero de cabeza del contar o no contar, Demiurgo mueve sus fichas y me la vuelve a jugar: Me entero de que Ruth, va a ser mi profesora de una asignatura de libre elección en mi universidad (sí, filosofía, no podía ser de otra manera). Agárrate los machos.

No pensaba contarlo, pero es inevitable. Forma parte de la aventura. Así que para poner un poco de orden en mi vida, en esta historia, en mi cabeza y en todo lo que me ha estado afectando estos 2 últimos meses, he decidido ponerme unas metas, las indispensables para emanfliparse, que son el motivo por las que empecé a escribir y las que quiero compartir. Todo lo que afecte a esta historia será contado y narrado con el filtro más cómico y quizás, algo exagerado, con el que el tamiz de mi cabecita me permita.

Buenas noches.